VALÈNCIA. Este viernes las galerías de arte contemporáneo de València celebran el inicio de temporada con la apertura simultánea de sus propuestas expositivas, una jornada en la que presentan tanto a profesionales como público general sus cartas para el nuevo curso. Algunas horas antes de las inauguraciones, el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) acogerá un acto en el que se desvelarán los premios de adquisición tanto de instituciones públicas como privadas que cada año colaboran con Abierto València. Entre ellas, también la Conselleria de Cultura, que entrega el premio a 'Mejor exposición'. Si bien, la de este viernes será una gota en un mar que lleva sin apenas movimientos de hace un par de años, cuando se congelaron las compras de obras a galerías de arte por parte del gobierno autonómico, adquisiciones destinadas a engrosar una colección de arte contemporáneo de la Generalitat Valenciana que está, por el momento, en pausa.
“Las compras están paralizadas desde 2022 por un problema administrativo que estamos intentando resolver”, expresó la secretaria autonómica de Cultura, Pilar Tébar, a preguntas de Culturplaza tras la presentación de la exposición Miradas abiertas, que acoge el Centre del Carme. Tébar se limitó a expresar que esperan poder resolver la cuestión “cuanto antes”, un asunto que, ciertamente, preocupa en el entorno del circuito galerístico de la ciudad ante la falta de concreción. Precisamente, la propia presidenta de la asociación de galerías de arte de la Comunitat Valenciana (LaVAC), Rosa Santos, desvelaba hace unos días en una entrevista con este diario que todavía están “pendientes” de ver qué sucedía con las compras.
“Al suceder estos cambios políticos a lo largo de este año y pico, las cosas se paralizan y se eternizan. Con el primer gobierno [con Vicente Barrera al frente] se habló de esta cuestión y se nos dijo que era necesario hacer un parón para ver cómo se gestionaba y para revisar las compras que se habían hecho, pero que la idea era de continuidad”, relató Santos. Con todo, la colección de arte contemporáneo continúa con el freno puesto a la espera de que se desbloqueen las compras de obras de arte comprometidas y se realice una nueva convocatoria, una parálisis que no es el único problema al que se ha tenido que enfrentar en los últimos meses.
Cabe recordar que hace un año la propia Generalitat Valenciana cesaba al hasta entonces gerente del Consorci de Museus esgrimiendo, entre otras cosas, el “mal estado” de las obras de arte adquiridas en el marco del Plan de Incentivo de Arte Contemporáneo. En un comunicado remitido a prensa, la Conselleria de Cultura señalaba la existencia de un informe desfavorable del Institut Valencià de Restauración i Conservació (IVCR+i) que señalaba que las piezas se encontraban depositadas en un almacén de Riba-roja “sin condiciones de conservación, incumpliendo la normativa de preservación y mantenimiento de las mismas, según dispone la normativa del ICOM, por lo que se encuentran en franco y progresivo deterioro”.
De acuerdo con Tébar, esta situación se ha revertido y actualmente la colección “está almacenada en buenas condiciones”, un conjunto de obras que aguardan dormidas hasta que alcanzar su destino final. Y es que la colección será la base para un futuro museo de arte contemporáneo, tal y como prometió el president de la Generalitat, Carlos Mazón, durante la campaña electoral. Con todo, todavía queda por concretar cuáles son los pasos a dar para su materialización, un camino que sí cuenta con una incógnita despejada: la que será su sede.
“Ya anunció el presidente Mazón en campaña que el destino, la sede definitiva, estaría en Elche […] No es un proyecto que se pueda hacer de hoy para mañana, es un proyecto de legislatura. Pero la colección de arte contemporáneo tendrá una sede”, apuntó la secretaria autonómica de Cultura a preguntas de este diario. En este sentido, será el antiguo edificio del convento de las Clarisas del Elche el que se convertirá en la sede del nuevo museo de arte contemporáneo de la Comunitat, un proyecto que todavía tiene más de una incógnita por despejar.